"En el corredor de la muerte no tienes contacto físico con otros presos. Vives en una celda pequeña, de más o menos un metro y medio por dos metros. La mesa y la cama son de hormigón y tienes un colchón. Te duchas tres veces a la semana y te sacan de la celda un par de horas los lunes, miércoles y viernes. Ese rato estás entre muros en medio del desierto. Era un espacio pequeño pero al menos podía sentir el calor del Sol. A veces veía pasar un avión, escuchaba una moto o un perro que ladraba. Cosas que sirven para recordarte que eres humano".
Ray Krone
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